Varias lecturas dejó entre los tabasqueños la reciente encuesta preelectoral realizada por Mitofsky. 
La  primera de ellas es que la disputa por el gobierno estatal continuará  siendo entre priistas y perredistas, quedando los panistas, por el  momento, sumamente relegados.
Otra  lectura es que son muchos los suspirantes de todos los partidos, aunque  pocos los prospectos reales, ya que algunos de ellos manifiestan sus  ambiciones, sin tener el respaldo necesario para ello.
La  radiografía de Mitofsky muestra que la disputa por el gobierno estatal  será dura y que los partidos (de los dos contendientes reales) tendrán  que analizar con lupa a sus prospectos para elegir al que reúna los  condicionantes  indispensable para jalar el voto ciudadano a las urnas.
De  acuerdo con Mitofsky, priistas y perredistas cuentan con ternas bien  posicionadas ante el elector, unos más y otros menos, de los que algunos  cuentan con una carga sumamente negativa.
Es  cierto que de todos los aspirantes el más conocido es el neopriista ex  secretario de Gobierno, Humberto Mayans Canabal, pero también lo es que  resulta ser quien mayor rechazo tiene por parte de la población.
Mayans  solamente es superado en carga negativa y en opinión mala de la  ciudadanía a su persona por la diputada Georgina Trujillo Zentella.
Con  todo y ello el ex perredista se encuentra en plena lucha por conseguir  los apoyos necesarios para competir por la candidatura priista, luego de  que hace unos cuantos meses anunció su desistimiento de ello.
Ese  ha sido uno de los principales problemas de Mayans Canabal su  inconsistencia e incongruencia, ya que nadie sabe la forma en que  actuará, de acuerdo al estado de ánimo con que amanezca.
Sabidos  son sus constantes berrinches, su manera déspota de tratar a sus  colaboradores, su paso de un partido a otro y el regreso al original,  sus diferencias con antiguos aliados y sus actitudes caprichosas que van  desde la renuncia al cargo de secretario de Gobierno para participar en  la contienda interna del PRI, para unas semanas después desistir de  ello y ahora tratar de reinsertarse en la disputa por la candidatura.
De ahí que vengan los rechazos de la ciudadanía que lo ubica como un político veleta.
Sin  embargo, Mayans se mantiene en segundo lugar de las preferencias  priistas, por debajo de Luis Felipe Graham, secretario estatal de Salud,  quien lo supera por siete puntos porcentuales en el reciente muestreo,  cuya diferencia se amplía por la carga negativa de Mayans.
El  tercero en discordia de los priistas es el alcalde de Centro  (Villahermosa), Jesús Alí de la Torre, un político formado al lado de  Arturo Núñez Jiménez, con quien gusta de decir que disputará el gobierno  del estado.
Alí  creció desmesuradamente en los primeros meses del año, aunque se  advierte que lo hizo en forma artificial, ya que los datos contenidos en  la reciente encuesta lo ubican en su justa dimensión.
Los peores números los recibe el alcalde por parte da la comuna que gobierna y se ubica a casi diez puntos del puntero Graham.
Ex  secretario particular del ahora perredista Arturo Núñez, Alí de la  Torre sueña con ir a las urnas en contra de su ex jefe, tal vez, para  cobrarle viejos agravios.
Y  es que Arturo Núñez Jiménez es quien mejor posicionado se encuentra de  entre los perredistas, por encima de los hermanos (Adán Augusto y  Rosalinda) López Hernández y del ex priista (como el propio Núñez  Jiménez) Óscar Cantón Zetina.
Los números del senador lo mantienen en plena competencia, tanto dentro de  su partido, como de lo que pudiera ser la competencia constitucional.
El  otro partido contendiente, el PAN, se ubica muy por detrás de sus  adversarios del PRI y PRD, alcanzando con muchos trabajos los dos  dígitos entre las preferencias del electorado.
Gerardo  Priego, ex diputado federal supera por mucho a Milton Lastra alcalde de  Emiliano Zapata en la disputa de una eventual candidatura al gobierno  estatal que lo posiciona demasiado alejado de la posibilidad de triunfo.
LA NOVATEZ DE DUARTE
Javier  Duarte de Ochoa, gobernador de Veracruz, fue el primero de los 19  mandatarios estatales militantes del PRI que alzó la voz para respaldar  el proyecto de Enrique Peña Nieto por convertirse en abanderado  presidencial del partido tricolor.
El  veracruzano lo hizo en una forma arriesgada, ya que el acuerdo entre  los altos mandos del partido es que los gobernantes se abstuvieran de  manifestar su opinión al respecto, para no enturbiar el proceso de  selección del candidato priista.
Y  es que a Duarte de Ochoa le ganó la emoción y respondió de inmediato al  destape televisivo de Peña Nieto, desconociendo el compromiso  establecido entre sus pares.
Pero  peor momento no pudo escoger Duarte de Ochoa, ya que su estado vive una  convulsión terrible, provocada por la extrema violencia que se padece  en diferentes regiones de la entidad y que hizo crisis con los 35  cuerpos tirados en la vía pública, los que suman a la reciente fuga de  reos y se complementan con la detención de tuiteros y asesinato de  periodistas ocurrida en semanas recientes.
Duarte  llegó al gobierno veracruzano avalado por su juventud, conocimiento  financiero y proyecto político de gobierno, presentando un perfil  distinto al de los últimos gobernantes de esa entidad.
 Le  fue pasada por alto su inexperiencia política, compensada con el rostro  fresco que ofrecía a los electores que contrastaba con la oferta  panista de un Miguel Ángel Yunes, vinculado con los gobiernos que ya no  quieren los veracruzanos.
Sin  embargo, parece ser que a Duarte de Ochoa le está pesando más su  inexperiencia y falta de asesores que le indiquen la mejor forma de  gobernar, frenar la violencia y evitar cometer más errores. 
 
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