El primero de septiembre de 1993 se supo que Luis Donaldo Colosio sería el candidato presidencial del PRI.  
Su  llegada a la sede de San Lázaro, en víspera del V informe de Gobierno  de Carlos Salinas de Gortari fue impactante. El senador con licencia  había mudado de imagen.
Los  trajes sueltos, los zapatos de goma y el ensortijado cabello, formaban  parte del pasado. Ese día el primer secretario de Desarrollo Social se  mostraba distinto.
Traje bien cortado, a la medida, zapatos de calle, pelo corto y relamido, formaban parte de su nuevo atuendo.
Las  ´pistas estaban sembradas y los asistentes a la ceremonia del informe  presidencial comprendieron que la transformación del sonorense se debía a  una sola razón, con anticipación había sido informado de que el “fiel  de la balanza” se estaba inclinando hacia ese lado.
Colosio  dejó sentado un precedente sobre la mutación que deben sufrir los  políticos de alto nivel que desean impactar entre la ciudadanía, para  obtener el respaldo necesario que les permita acceder a los altos cargos  públicos.
El  lunes por la noche, Enrique Peña Nieto mostró que él también sabe de lo  importante que representa el proyectar una imagen propia a los  potenciales electores.
Porque  a eso fue Peña Nieto al noticiario de Joaquín López Dóriga, a mostrar  la frescura de su figura, ya que de sus intenciones de competir por la  candidatura presidencial de su partido y, eventualmente, por la  Presidencia de la República, todos estábamos enterados.
Despojado  de su investidura de gobernador, Peña Nieto sufrió un pequeño cambio de  imagen en el peinado, donde lució un copete menos esponjado y mantuvo  la vestimenta impecable con la que la ciudadanía lo tiene plenamente  identificado.
Es  cierto que el ex gobernador mexiquense tenía necesidad de abrir sus  expectativas y declarar públicamente que se encuentra listo para  participar en la contienda interna de su partido, ajustándose a las  disposiciones del partido sobre las reglas existentes que privarán para  la selección del candidato presidencial.
Peña  Nieto mantenía vivo un compromiso de ir a la televisora y manifestar  sus intenciones, pero su decisión motivó especulaciones sobre lo mismo.
Sabido  es que al priista se le pretende vincular con la televisora como su  gran diseñadora de imagen y que su eventual candidatura fue estructurada  desde el mismo consorcio televisivo, pero también lo es que antes que  el ex gobernador mexiquense desfilaron por los mismos estudios de  televisión  varios de los aspirantes presidenciales de los diversos partidos.
Ernesto  Cordero acudió a manifestar sus proyectos personales el mismo día que  renunció a la secretaría de Hacienda, sin que nadie especulara sobre el  porqué eligió esa plataforma para hacerlo.
El  senador priista Manlio Fabio Beltrones gozó ya de ese mismo privilegio,  como también lo disfrutaron la diputada con licencia Josefina Vázquez  Mota y el gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez, quienes  expusieron sus planes futuros, entre ellos la búsqueda de la candidatura  presidencial de sus respectivos partidos.
Los  tiempos para desarrollar la política se han recortado y se encuentran  plenamente identificados dentro de la ley, por lo que los aspirantes a  los distintos cargos de elección popular deben ajustarse a los mismos.
Precampañas  y campañas cuentan con tiempos justos para desarrollarlas, por los que  los aspirantes deben hacer uso de toda su imaginación para penetrar en  el electorado.
Tres  (los principales) de los cuatro panistas que pretenden la candidatura  presidencial de su partido buscan abiertamente el respaldo de los  militantes de su partido, aunque lanzan proclamas para que se abra la  consulta a toda la ciudadanía, situación que se advierte sumamente  difícil.
Josefina  Vázquez Mota, Santiago Creel Miranda y Ernesto Cordero Arroyo se  separaron de sus respectivos cargos para buscar francamente el respaldo  necesario que les allegue la posibilidades de abanderar a su partido en  la contienda presidencial del año próximo.
Andrés  Manuel López Obrador se encuentra en la misma búsqueda desde hace cinco  años y más antes, cuando fue candidato presidencial de la izquierda.
Por  eso Enrique Peña Nieto liberado ya de las limitantes condicionadas en  su cargo de gobernante podrá dedicarse a la misma búsqueda, aunque su  condición de favorito en las encuestas para facilitarle más la tarea.
Marcelo  Ebrard Casaubond, Emilio González Márquez y Manlio Fabio Beltrones, se  mantienen todavía en los cargos públicos para los que fueron electos,  por lo que no pueden desarrollar de la misma forma que los otros la  labor de convencimiento de los militantes de su partido o de los electores en general.
LOS LOGROS DE EBRARD
Mejor  escenario no pudo tener Marcelo Ebrard para la rendición de su informe  de Gobierno, donde fue arropado por el rector de la UNAM José Narro, el  gobernador mexiquense, Eruviel Ávila; el de Oaxaca, Gabino Cué y el de  Michoacán, Leonel Godoy, entre otros y por la gestión administrativa y  política de cinco años.
El  perredista se sintió a sus anchas en la ALDF, donde Alejandra Barrales  fue la encargada de responder al informe presentado por el Jefe de  Gobierno y aspirante a la candidatura ´presidencia de las izquierdas,  como dan en llamarle a la alianza entre los partidos de la Revolución  Democrática, del Trabajo y Movimiento Ciudadano (antes Convergencia).
Ebrard  Casaubond destacó los logros alcanzados en lo que se refiere a la  protección de mujeres, adultos mayores, discapacitados, estudiantes y  desempleados y presumió la entrega de útiles escolares y beneficios de  salud, entre otros puntos.
Mal  le fue al recién estrenado gobernador mexiquense Eruviel Ávila, quien  fue objeto de rechiflas a su paso hacia el recinto legislativo. 
 
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