AJUSTICIAMIENTO PRIISTA
Tres destacados priistas fueron victimados en las urnas por los votos ciudadanos, cancelando, en algunos de los casos, y posponiendo, en otros, sus planes futuros.
La justicia de las urnas mostró lo frágiles que resultaron ser algunas de esas figuras priistas que unos días antes del proceso electoral del cuatro de julio estaban considerados como serios prospectos para conducir al partido tricolor hacia mejores estándares de vida y ser personajes importantes en el ya no tan asfaltado camino hacia Los Pinos.
Beatriz Paredes Rangel, presidenta nacional del PRI; Fidel Herrera Beltrán, gobernador de Veracruz y Ulises Ruiz Ortiz, gobernador de Oaxaca, son los principales damnificados de este furioso e inesperado vendaval que les cancela algunas de sus posibilidades futuras.
Los dos primeros, Beatriz y Fidel, se encontraban ubicados dentro del selecto grupo de cuatro prospectos presidenciales del PRI (Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones), aunque después del cuatro de julio sus opciones son menores.
Beatriz es fuertemente cuestionada por su falta de carácter y no reaccionar a bote pronto los obuses que desde la oposición se lanzaron en contra de su partido, sus candidatos y sus gobernantes.
Esa pasividad de la presidenta nacional del PRI le generó en el pasado y en la actualidad severas críticas de militantes y dirigentes de su partido. El año pasado dejó que Germán Martínez Cázares, entonces dirigente nacional del PAN, acusara al PRI de contubernio con el crimen organizado y ahora tuvo que presentarse el asesinato de Rodolfo Torre Cantú para que Beatriz explotara en contra del Presidente Calderón y sus métodos para jalar reflectores.
Por eso, ya algunos hasta adelantan su salida del PRI, una vez que le fue despejado el camino a Emilio Gamboa Patrón para convertirse en el nuevo presidente del CEN del PRI.
Beatriz que se ubicaba como un de las cuatro cartas fuertes del PRI queda rezagada de esa posibilidad y ahora si tendrá el tiempo suficiente para dedicarse a legislar, por lo que podría dejar un presidente transitorio en la persona del senador Jesús Murillo Karam, actual secretario general.
Pero eso sí, si tenía pocas posibilidades de competir por la candidatura presidencial de su partido, los resultados del domingo cuatro de julio no le ayudan en nada a ello.
Es verdad que el PRI obtuvo nueve gobiernos estatales, el mismo número con los que llegó por la mañana, aunque cedió tres a la alianza opositora a cambio de tres que no gobernaba desde hace doce años, aunque en el trueque salió perdiendo. Puebla, Oaxaca y Sinaloa, son tres estados bien posicionados en el escenario nacional, mientras que Zacatecas, Tlaxcala y Aguascalientes, juntos no reúnen siquiera el poderío que para los priistas representaba Oaxaca y mucho menos Puebla o la riqueza que concentra Sinaloa.
El caso de Fidel Herrera Beltrán es complicado, al no resultar la elección como la esperaban, con una amplia ventaja para su “delfín”, Javier Duarte de Ochoa. Los comicios veracruzanos estaban destinados desde siempre a los tribunales electorales, aunque ahora la diferencia tan escasa entre ganador y perdedor lo hace necesario.
Fidel busca la candidatura presidencial y había conseguido su inclusión en el selecto grupo de priistas que aspiran a ella, aunque el pobre resultado electoral lo aleja de la posibilidad, pero puede mantener viva otra, la de presidir al PRI, donde el candidato natural (Emilio Gamboa) resulta mejor librado.
Pero al que peor le va es a Ulises Ruiz Ortiz, quien de golpe y porrazo pierde sus dos imágenes, la de estratega electoral y mago de las urnas y la de aspirante a la presidencia nacional del PRI.
En forma terrible la fama del oaxaqueño se desapareció y mostró que sus mejores tiempos ya pasaron y que sus triquiñuelas y amagos no funcionan ya en esta todavía incipiente democracia mexicana.
Se derrumbaron los sueños e ilusiones de Ruiz Ortiz, quien confiaba en un futuro promisorio, dejando instalado a su “delfín”, Eviel Pérez Magaña, como gobernador y recibiendo el financiamiento necesario para sus proyectos futuros.
Hoy de Ulises todos quieren hacer leña y los que antes no alzaban la voz, hoy lo hacen y piden castigo por las tropelías cometidas durante su administración sexenal, donde Oaxaca vivió una de sus peores etapas.
El caso de Mario Marín Torres es sumamente patético, se le derrumbó su castillo de naipes y su protegido Javier López Zavala mostró ser solamente un títere, sin voluntad propia, pero carente de todo. La otra carta de Marín, Mario Montero dejó en claro que sus postulaciones a cargos de elección popular solamente sirven para que sus adversarios apuesten a lo seguro. Montero perdió el Senado, ahora la alcaldía de la capital y su oportunidad de seguir en la actividad política.
La ventaja para Marín Torres es que el no aspiraba más que a dejar un heredero en el gobierno estatal, pero sin opciones propias para un futuro político. Ahora tendrá que enfrentar a un gobierno opositor que buscará la rendición de cuentas, mientras que en lo personal tendrá que lidiar también con su consciencia y responder a su familia sobre la veracidad de su relación extramarital.
*Envalentonada por la copiosa votación recibida en Hidalgo, Xóchitl Gálvez Ruiz pedirá la anulación del proceso electoral en esa entidad, aduciendo inequidad en el uso de los medios de comunicación, cierre de espacios y al uso de recursos públicos por parte de su adversario priista durante la campaña electoral.
Gálvez Ruiz confía en que prospere su denuncia, ya que existe jurisprudencia sobre la misma y se remite a la nulidad del proceso electoral de Tabasco en el año dos mil, cuando compitieron por primera vez Manuel Andrade Díaz y César Raúl Ojeda.
*Poco comentado el triunfo del PRI en Baja California, donde gobernará los ayuntamientos de Tijuana, Mexicali y Ensenada, entre otros.
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