miércoles, 7 de diciembre de 2011

CAMBIO DE ESTILO

El arribo de Pedro Joaquín Coldwell a la dirigencia nacional del PRI traerá consigo un cambio radical en la forma de conducir los destinos del partido tricolor, en su propósito de recuperar los espacios políticos perdidos hace más de una década.
Su estilo es diametralmente opuesto al de su antecesor Humberto Moreira Valdés. El uno (Humberto) explosivo, dicharachero, fajador y frívolo, el otro (Pedro) ponderado, analítico, serio, pero con una larga trayectoria política, en la que ocupó todos los cargos públicos imaginables, con excepción de la Presidencia de la República.
La carrera de Pedro Joaquín se remonta a la década de los 70, sin pasar demasiado tiempo sin ocupar un cargo público, pasando por las instancias locales y federales.
Fue primero diputado local, secretario estatal de gobierno, diputado federal, gobernador, director de Fonatur, secretario de Turismo, embajador, senador y fungió como funcionario partidista en diversas ocasiones, desde integrante del Comité Ejecutivo Nacional, pasando por delegado en varios estados.
Su estilo político es alejado de la confrontación, lo que le ha permitido la sobrevivencia en un medio donde el canibalismo es una práctica común.
Pedro fue un gobernador joven (30 años) que no se mareó con el poder y que consolidó su presencia política en su estado natal, tanto que fue uno de los pocos ex gobernadores del PRI que consiguieron ganar un escaño en los comicios federales del 2006, cuando otros como Melquiades Morales, Fernando Baeza, Jesús Murillo Karam, Ángel Aguirre Rivero y otros cayeron vencidos en las urnas.
Realizó un discreto papel como presidente de la Comisión de Procesos Internos del PRI, aunque fue hecho de lado por la dirigencia que encabezó Moreira Valdés.
Sin embargo, en el Senado de la República, Joaquín Coldwell ha sido pieza fundamental en la elaboración de dictámenes y aprobación de una serie de reformas, las que han salido aprobadas en su mayoría.
La decisión de los priistas de ubicar al ex gobernador de Quintana Roo como su siguiente dirigente nacional lleva como propósito el marcar diferencia entre el estilo anterior (de confrontación) y la manera en que se operará al partido con vistas a la elección presidencial de julio próximo.
Y es que Humberto Moreira pasó de un estilo festivo y seguidor de los errores de la administración panista a uno más frívolo, donde pronto le encontraron su lado flaco.
A eso se le suman los problemas generados por su administración como gobernador de Coahuila y la enorme deuda pública heredada a los siguientes gobiernos, la que nunca aclaró sobre los destinos de los recursos públicos.
Sin embargo, el grave problema interno de la dirigencia priista fueron los acuerdos establecidos con los partidos Verde Ecologista de México y Nueva Alianza, para integrar una coalición, donde se consideró que se cedió mucho a cambio de muy poco.
Esa fue la gota que derramó el vaso de una dirigencia priista en la que se confiaba podría ser el capitán que guiara la nave en su ruta hacia Los Pinos.
Moreira se fue del PRI como un producto desechable que se había convertido en un lastre para las aspiraciones de los candidatos y militantes que esperan el regreso de su partido a la esfera del poder público.
Ahora corresponderá al nuevo dirigente nacional del partido enderezar los entuertos y sofocar la rebelión causada por los acuerdos cupulares de Moreira y en los que se encuentra involucrados también algunos de los principales operadores del aspirante presidencial del partido tricolor.
La inconformidad es grande, principalmente en aquellas entidades que fueron cedidas varias plazas para afianzar una alianza que algunos considera como inoportuna, considerando que el partido tricolor y su candidato presidencial se encuentra situados muy por encima de sus adversarios, en las preferencias ciudadanas.
Por lo pronto la insurrección toca los estados de Veracruz, Puebla, Quintana Roo (tierra natal del que será nuevo dirigente del partido), Sinaloa, Oaxaca, Chiapas, Tabasco, entre otros.

SIN SESGO ELECTORERO

Pedro Joaquín Coldwell confió en que las investigaciones que se hagan sobre la administración estatal de Humberto Moreira Valdés no guarden ningún sesgo electorero.
Coldwell dijo que la posición del partido es muy firme respecto a que se haga una investigación conforme al hecho y no conforme al derecho electoral.
Y es que el senador priista asegura que la renuncia del ex gobernador de Coahuila se dio con el propósito de no dañar al partido.
Por lo pronto, los priistas están citados para el jueves  a las 6 de la tarde, para definir el ascenso de PJC a la presidencia nacional de su partido.

EL NIVEL DE CORDERO

Terrible fue la justificación del ex secretario de Hacienda, Ernesto Cordero Arroyo, en torno a su confusión en el nombre de la autora colombiana, ya que ex presó que era demasiado temprano cuando fue cuestionado sobre sus preferencias de lectura.
Lo peor de todo es que el panista arrimaba fuego a su adversario priista, cuando cayó en la imprecisión, por lo que pronto fue corregido.
Pero si el error fue mayúsculo, la justificación fue peor, ya que aspira a un cargo en el que deberá tener puestos todos los sentidos, sin importar la hora que sea.
Cordero Arroyo se encuentra montado todavía en la carrera por la candidatura presidencial de su partido, pero cada vez menos se le advierte como el posible triunfador de la contienda interna, donde si bien es cierto que ya rebasó a Santiago Creel Miranda, todavía se encuentra lejano de Josefina Vázquez Mota y cometiendo ese tipo de errores, disminuyen sus oportunidades de alcanzarla.

1 comentario:

  1. Personas como Moreira no tienen perdon, hasta donde llega la avaricia de las personas, es increíble.
    Cordero solo ataca porque ya no sabe que hacer y dudo que este arriba de Santiago Creel, el señor está más preparado que el.

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