martes, 13 de julio de 2010

SIN RECURSOS

La tragedia descarna nuevamente la incapacidad de los tres niveles de gobierno para atender con puntualidad a los damnificados y muestra la poca capacidad de la cultura de la prevención.
Sin embargo, lo más trágico de todo es la nula respuesta por parte de las autoridades, las que se quedan pasmadas en una primera instancia, reaccionan tardíamente y, cínicamente, reconocen que no cuentan con los recursos suficientes para atender las necesidades de quienes resultaron afectados por las lluvias e inundaciones en la zona noreste del país.
Nuevo León, Tamaulipas y Coahuila, son otra muestra dolorosa de lo ineficiente que resultan ser las autoridades en la aplicación de programas de atención a los damnificados y lo vulnerables que resultan ser las poblaciones y sus habitantes ante todo tipo de fenómenos naturales.
Pero lo peor de todo es la simpleza con que las autoridades se avientan responsabilidades de las tragedias, las que van desde acusaciones del gobierno federal al estatal o al municipal o a la inversa, sin que nadie asuma su parte de culpa.
También resulta preocupante la poca solidaridad mostrada por los habitantes de otras regiones del país, que en el pasado reciente acudían en ayuda de los damnificados, los que, tal vez, se han cansado de proveer con gran frecuencia a sus connacionales y a los que no lo son.
A principios de año, los víveres, las medicinas, la ropa se apilaba por toneladas en ayuda de los pobladores de Haití y Chile. Antes que eso, se acudía en ayuda de los habitantes de Tabasco y Chiapas, perjudicados por lluvias torrenciales y grandes inundaciones. Veracruz, Hidalgo, Puebla y otras entidades han recibido también la valiosa aportación de generosas manos.
Por eso, causa extrañeza las escasas aportaciones que realizan particulares y empresas para la contingencia de los tres estados del noreste.
Como en otros estados golpeados por la tragedia se muestra que ésta bien se pudo evitar, si las autoridades actuaran con apego a las normas elementales de seguridad.
Pero como eso no sucede con frecuencia, ahora se vive una gran tragedia que golpea a decenas de municipios de los tres estados (Nuevo León, Tamaulipas y Coahuila) y decenas de miles de damnificados que perdieron todo o casi todo en este desastre.
Se requiere también de reparar, reconstruir o construir la infraestructura necesaria, ya que puentes, carreteras, vías secundarias, casas y edificios resultaron afectados por el agua.
En este desorden que privó durante varios días, sin que las autoridades federales o, estatales se hicieran presentes, se advirtió la ausencia del Presidente de la República, tan solidario en otros territorios.
Los daños causados por las lluvias que trajo Alex, un huracán de baja intensidad, se calculan en diez mil millones de pesos, cifra muy alejada de la destinada al FONDEN, por lo que habrá que buscarse otras fuentes de financiamiento.
Hay varias situaciones que resultan alarmantes en estas contingencias, especialmente la que se refiere a los estados de Nuevo León, Tamaulipas y Coahuila, donde la permanencia de los grupos delincuenciales dificulta la operación de los programas de las fuerzas armadas para ayuda de la población.
Y es que esas tres entidades son con otras cuatro o cinco, las que mayores cifras de ejecutados y enfrentamientos registran, por lo que se mantienen vigentes los programas y operaciones del Ejército y la Marina.
Pero lo precario de las finanzas para ayuda de damnificados podría provocar un colapso mayor, ya que la temporada de lluvias y huracanes apenas inicia y el riesgo es grande en otras entidades del país.

*Atentos a lo acontecido en los seis estados en los que se producirá alternancia en los gobiernos estatales y en los tres donde se mantiene tensión por resultados no aceptados por los derrotados, hay ciertos resultados que pasan casi inadvertidos.
Por ejemplo, en Quintana Roo, el PRI ganó con amplitud –dos a uno- el gobierno estatal en la persona de Roberto Borge Angulo, pero perdió cinco de los nueve ayuntamientos, incluido Benito Juárez, cuya cabecera es Cancún.
Eso sí, los priistas ganaron la capital del estado Othón P. Blanco, donde se ubica Chetumal y el triunfador fue Carlos Mario Villanueva Tenorio, hijo del ex gobernador Mario Villanueva Madrid, quien superó por dos a uno a su adversario de la coalición formada por el PRD-PAN-Convergencia.
Julián Ricalde Magaña, postulado por la alianza de derecha e izquierda superó con más de cinco mil votos a su adversaria priista en Benito Juárez. Ricalde Magaña es hermano de la candidata panista derrotada al gobierno estatal, Alicia Ricalde Magaña.
Cozumel, la población en la que nació el hoy gobernador electo fue ganada por el PRI, al igual que Solidaridad (Playa del Carmen), pero el PRI perdió Isla Mujeres, Lázaro Cárdenas y José María Morelos.
En Veracruz tampoco le fue muy bien al PRI, ya que es cierto que aventaja en la contienda por el gobierno estatal por un poco menos de cien mil votos a favor de Javier Duarte de Ochoa sobre Miguel Ángel Yunes Linares y que en los principales ayuntamientos triunfaron los tricolores como Xalapa, Veracruz, Coatzacoalcos, Boca del Río, Córdoba, Poza Rica y Tuxpan, entre otros, pero también lo es que el Congreso estará dividido y que los panistas y Nueva Alianza triunfaron en 16 distritos contra 14 del PRI, aunque las curules plurinominales compensarán los números.
La candidata derrotada en Hidalgo, Xóchitl Gálvez Ruiz irá hasta las instancias finales, respaldada por la coalición que la postuló al gobierno estatal, en busca de anular los comicios. Gálvez Ruiz quedó a cinco puntos porcentuales del priista Francisco Olvera Ruiz, quien ya recibió su constancia de mayoría.

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